lunes, 27 de julio de 2020

DESCONFIANDO DE DIOS


“12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” Hebreos 4
Hemos escuchado muchísimas veces esta preciosa descripción de la Palabra de Dios, sin embargo, los invito a leer juntos el contexto en el que fue escrito.
Si bien es cierto desconocemos quién fue el autor de la carta a los Hebreos, a través de este maravilloso libro podemos saber mucho acerca de sus destinatarios. Ellos, eran judíos de nacimiento convertidos al cristianismo. Sin embargo, debido a los peligros de la persecución y la fuerte atracción a sus antiguos pecados, se encontraban deslizándose peligrosamente en una pendiente llamada incredulidad.
El Espíritu Santo utiliza al autor para recordarles en el capítulo 3 lo vivido por sus antepasados en Egipto y dejarles una tremenda advertencia. Leamos los versículos 7 al 11:
«Cuando oigan hoy su voz, 8no endurezcan el corazón como lo hicieron los israelitas cuando se rebelaron, aquel día que me pusieron a prueba en el desierto. Allí sus antepasados me tentaron y pusieron a prueba mi paciencia a pesar de haber visto mis milagros durante cuarenta años.”
Como diría un famoso meme: Acompáñenme a ver esta triste historia:
La décima generación de un pueblo se encuentra en esclavitud, hacía unos años sus padres de milagro sobrevivieron al exterminio siendo bebés por la mano del Faraón. Si había un pueblo que no debía de tener esperanza alguna de sobrevivir se llamaba Israel, debilitado, empobrecido y esclavizado. Habían pasado casi 500 años de que Dios prometiera a Abraham bendecir su descendencia en gran manera y darle una jugosa tierra por heredad, pero conforme pasaban los años su esperanza se desvanecía en medio de la paja, el barro y los latigazos.
Dios levanta un libertador inseguro de sí mismo, a quien utiliza para mostrar su poder y gloria a Egipto y de esta manera liberar y enriquecer con mano poderosa a Israel. Son acompañados por la misma gloria de Dios, testigos presenciales de un mar abierto en dos para que pasaran y de un monte santo en el que la voz de Dios les confirmó su propósito de cumplir la promesa hecha a Abraham.
Este pueblo al cabo de unos meses y peripecias llega al mismísimo límite de la Tierra Prometida. Sin embargo, cuando se enteraron que los pueblos que la habitaban eran fuertes, se volvieron pesimistas. El pueblo que había sido testigo de portentosas señales, que no levantó ni un dedo contra los egipcios por su libertad, ahora teme por su vida, se queja de la provisión de Dios y desea con todo su corazón regresar a la esclavitud. De esta manera Israel, se rebeló contra Dios e hizo que llegara al colmo la paciencia que tanto les había tenido.
Por lo cual Dios le juró a esa generación que no entrarían a la Tierra que les había prometido, excepto Josué y Caleb, hombres que ni por un momento dudaron que Dios podía darle el poder y los medios para conquistar a aquellos poderosos pueblos. Pero meditemos, ¿qué fue lo que tanto enojó a Dios?, ¿Cuál fue la actitud que provocó tan horrendo juicio?, el versículo 19 lo describe así: NO PUDIERON ENTRAR EN EL DESCANSO DE DIOS A CAUSA DE SU INCREDULIDAD.
Todos en algún momento hemos sido Israel en los límites de la Tierra Prometida, hemos sido liberados con mano poderosa de la esclavitud del pecado, siendo testigos una y otra vez de su cuidado y protección para con nosotros, cientos de oraciones han sido respondidas y en los momentos más oscuros de nuestras vidas su luz nos ha sostenido. Sin embargo, allí, cuando la respuesta a nuestras oraciones pareciera ser un NO, cuando enferman o mueren los que amamos, cuando las cosas se nos complican, desfallece nuestro corazón y tendemos tristemente a desconfiar de Dios. Y eso mis hermanos es un pecado terrible. Es terrible porque atenta contra la santidad de Dios, contra quién es él, imaginamos a un Dios que tiene humor negro, que juega con nuestras emociones, un Dios que no es totalmente bueno ni mucho menos sabio. Esta desconfianza es fatal, nos sumerge en un mar de desesperanza, en un infierno donde en verdad no existe ni un solo rastro de bondad.   
La incredulidad lo único que hará en nosotros es endurecer nuestro corazón contra Dios. Nos hace olvidar fácilmente todas las obras que Dios ha hecho por nosotros en el pasado. Si hemos abierto la puerta de la desconfianza en Dios debemos de cerrarla y arrepentirnos una y otra vez delante del Señor. Toda una generación fue enterrada en el desierto sin probar la paz que Dios les daría a quienes confiaran en él.
De esa misma manera muchos de nosotros, aunque disfrutamos de paz con Dios a través de la muerte de Jesús nos podemos ver privados de la paz de Dios en medio de nuestras circunstancias, si, esa paz que está por encima de todo entendimiento, ¿la razón? Nuestra desconfianza en los propósitos que Dios tiene con nosotros.
Cerrando el tema en Hebreos, el Espíritu Santo termina alentándonos a entrar en el descanso que Dios da a quienes confían en él. La razón de nuestra confianza es que todo lo que Dios ha dicho de sí mismo es verdad: ES UN DIOS BUENO, SABIO, AMOROSO Y PERFECTO EN TODAS SUS DECISIONES. Por la cual debemos de confiar en lo que Dios ha dicho, Su Palabra produce vida, cumple fielmente su propósito y como una espada cortante y utilizada con perfección y misericordia puede operar en lo más profundo de nuestro ser, poniéndole orden a nuestras emociones, apaciguando nuestros temores y purificando nuestros pensamientos.
Si hoy mismo estás luchando contra la incredulidad, dudando de la bondad de Dios y en tu corazón no hay paz, te invito a derramar todo lo que sientes delante de un Dios ante el cual, no puedes ocultarle nada. Por último, acá podemos ver a un hombre que no quiso endurecer más su corazón y que se sentía igual que tu y escribió su oración en el Salmo 42:
Mis lágrimas son mi pan de día y de noche,
    mientras me echan en cara a todas horas:
  «¿Dónde está tu Dios?»
Me siento sumamente angustiado;
    por eso, mi Dios, pienso en ti
Y le digo a Dios, a mi Roca:
  «¿Por qué me has olvidado?
¿Por qué debo andar de luto
    y oprimido por el enemigo?»
10 Mortal agonía me penetra hasta los huesos
    ante la burla de mis adversarios,
mientras me echan en cara a todas horas:
  «¿Dónde está tu Dios?»
11 ¿Por qué voy a inquietarme?
  ¿Por qué me voy a angustiar?
En Dios pondré mi esperanza,
    y todavía lo alabaré.
  ¡Él es mi Salvador y mi Dios!

viernes, 17 de julio de 2020

DIOS, POR NOSOTROS?


Tengo 40 años, nací prácticamente en una banca de una iglesia evangélica. En enero pasado celebré junto con mi familia 28 años de haber sido bautizado. Les cuento un poco de mi vida cristiana, solamente para confesar vergonzosamente que por muchísimos años leí y cité de muy mala manera los siguientes dos versículos, el primero: 31 Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? Romanos 8
Incontables veces canté que si Dios estaba conmigo, quién podría ponerse en mi contra con éxito. Muchas veces lo hacía desvirtuando las críticas sinceras de mis más cercanos amigos o familia sobre mi carácter, sobre mi frialdad espiritual o la mediocridad con la que muchas veces dirigí mi vida. Literalmente viví la famosa frase: “un versículo sacado de su contexto, se convirtió en mi pretexto” para vivir como me dio la gana en muchas áreas de mi vida.
Sin embargo, este verso no fue inspirado para que presumiéramos orgullosa y altivamente a nuestro Dios, ni tampoco para que nuestras conductas imprudentes o pecados recurrentes fueran validados. Este verso tiene una maravillosa riqueza, habla del glorioso intercambio ocurrido en la cruz, donde Cristo Jesús, fue clavado POR NOSOTROS, en lugar de nosotros. Por lo cual, si en nuestro corazón creemos y con nuestros actos demostramos estar bajo su señorío, NADIE ABSOLUTAMENTE NADIE PODRÁ PROSPERAR CONTRA NOSOTROS, porque nadie puede sostenerse en pie frente a CRISTO.

Paralelamente, Dios nos ama tanto que cuando decidimos orgullosamente creernos sabios en nuestra propia opinión, sin atender a su consejo y aferrándonos a nuestros malos hábitos; él nos disciplina como un Padre disciplina a su Hijo. No obstante, cuando bajamos nuestras defensas y auto justificaciones, nos arrepentimos y pedimos perdón, podemos estar seguros que seremos cubiertos, protegidos y resguardados por Jesús. 
El segundo versículo que manipulé a mi antojo era uno de ms preferidos para “declarar”, “confesar” y “reclamar” la salud y prosperidad en mi vida:
32 El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también JUNTO CON ÉL todas las cosas?

Curiosamente, cuando queremos enfatizar el cuidado de Dios citamos rápidamente este verso, ponemos nuestros ojos en las últimas tres palabras: TODAS LAS COSAS. Inmediatamente pensamos en trabajo, dinero, prosperidad, salud, proyectos exitosos, etc. Si bien es cierto, Dios puede y nos ha bendecido mucho más de lo que esperamos, el énfasis en todo este libro de Romanos y en especial en este capítulo, es la obra de salvación tan maravillosa que Jesús ha logrado. Por lo cual los invito a releer conmigo este verso:
32 El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también JUNTO CON ÉL todas las cosas?


JUNTO CON ÉL Y NO SIN ÉL,
Lamentablemente, no somos pocos los que muchas veces vivimos queriendo todas las bendiciones de Jesús, pero sin Jesús, nos encanta la idea de recibir todos los beneficios de la cruz sin necesidad de ser crucificados en ella. Nos hemos quedado anonadados por las manos de Dios a tal punto que no nos interesa buscar su rostro. Tenemos que admitir que muchas veces hemos leído con nuestro corazón que Dios nos dará todas las cosas SIN JESUS DE POR MEDIO.

Recordemos, el verso anterior, JESUS POR NOSOTROS, QUIEN CONTRA NOSOTROS. Estamos seguros que queremos “todas las cosas” SIN JESÚS? Nos asombramos cuando escuchamos de personas que han hecho pactos con el diablo para ser ricos, famosos e influyentes, teniendo todo pero desechando a Jesús, sin embargo, muchos actuamos a menor escala de la misma manera, buscando a Dios para recibir sus bendiciones pero desechando continuamente sus exigencias, no por nada el mandato bíblico al arrepentimiento es proclamado como LA OBEDIENCIA CON HECHOS AL EVANGELIO.

Termino con una experiencia real que tuvo mi hermano en Asia:

En medio de una conferencia de misiones, le preguntó a una humilde joven asiática de apenas 19 años que servía como ujier sobre su experiencia con Jesús, ella con mucha naturalidad le contestó: “cuando conocí del amor de Cristo tuve mucho temor, mi familia me obligó a negar mi fe, pero yo no pode hacerlo. Fui expulsada de la universidad y de mi hogar. Al cabo de un año de dormir y comer en las calles de mi ciudad como una indigente, mi padre me buscó, me llevó a un lujoso condominio y me dijo que solo necesitaba negar mi fe en Jesús para obtenerlo, recuperar mi carrera y mi familia, una vez más, para mí fue imposible negar lo más valioso que tengo en mi vida. Perdí de nuevo mi hogar, mi carrera, mi familia, pero tengo a Jesús.”

Wow, ¿qué historia verdad?, meditemos profundamente si en verdad queremos presumir de un Dios al que no amamos lo suficiente. En verdad, ¿queremos todas las cosas menos a Jesús? ¿Cuánto dinero vale nuestra fe? Cuánta salud o reconocimiento sería necesario para negar a Jesús? ¿Pesa más nuestro placer momentáneo, nuestro entretenimiento o fama que Jesús mismo?
Recuperemos nuestra pasión por su nombre, por su obra, sometámonos a su señorío y busquemos en oración su rostro mientras él nos cuida con sus manos. Así con toda confianza como esta mujer podremos decir:  SI TU MI DIOS ERES POR MI, TODO LO TENGO Y NADA ME FALTA.

domingo, 5 de julio de 2020

LA FÓRMULA NO TAN SECRETA.


Espero que tengan papel y lápiz a mano porque estoy por compartirles la fórmula secreta de la Coca Cola, perdón, la receta secreta de la exitosa Cangre Burger. ¿Listos? No se crean amigos, lo que necesitaba era captar su atención. Sin embargo, se dice que hay quienes darían su vida por estas recetas, tal y como lo hace Plancton en la caricatura de Bob Esponja. Siendo honestos, muchos de nosotros, quisiéramos tener una fórmula que sea exitosa para emprender un negocio próspero. No obstante, aunque quizás nunca la encontremos, ¡soñar es gratis! Piensa que tu emprendimiento te lleva a ser el próximo Bill Gates o Carlos Slim. Y si no es lo tuyo, piensa en lo que de chico quisiste llegar a ser y no lo lograste o sigues intentándolo. ¿Astronauta talvez? ¿Doctor? O acaso un youtuber, músico, ¿o influencer famoso?

En fin, admitámoslo, todos llevamos un "Plankton" dentro. Todos sin excepción llegamos a tener o tenemos algún anhelo por la fama, la fortuna o el reconocimiento. Aunque otros más recatados podríamos pensar en objetivos mucho más aterrizados como: no tener deudas, ser profesional, tener una casa o un carro propios, casarnos con alguien que nos ame, ser parte de una congregación sana, estabilidad, etc.
Sin bien es cierto, algunos de esos sueños son muy peligrosos para nuestra vida espiritual, otros en realidad serían una gran bendición. Pero un momento, cuando fue la última vez que frenamos en seco toda esta operación mental y nos detuvimos a preguntarnos: ¿QUÉ QUIERE DIOS HACER CON MI VIDA?
Bueno, primeramente, debemos de definir si hemos rendido nuestras vidas al señorío de Cristo, porque si esto es así, entonces, es Dios el que determina lo que yo debo de ser y hacer con mi vida. Si no es así, todo lo demás no tendrá sentido.
Romanos 8:28 es un verso muy citado entre los cristianos: A LOS QUE AMAN A DIOS TODAS LAS COSAS LES AYUDAN A BIEN y todos gritamos AMÉN, sin embargo, haríamos bien en preguntarnos ¿A QUÉ BIEN SE REFIERE? ¿Al cumplimiento de nuestras metas personales acaso? El verso siguiente no es tan popular, pero es el que nos da la respuesta definitiva:
“29 Sabemos que a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo a fin de que él sea el primogénito entre muchos hermanos. “
¿Lo ves? Lee de nuevo: hechos conforme a la imagen de su Hijo.
Dios utiliza TODAS LAS COSAS para formarnos de tal manera que cada vez más seamos como JESÚS. Dios sin duda, tiene prioridades muy distintas a las nuestras. No se trata de que Dios no quiera bendecirnos con un buen trabajo, una linda familia o incluso con algo de reconocimiento. Se trata de que está decidido a limpiarnos y transformarnos para que seamos como Jesús.
Pero, ¿cómo hace eso Dios?, Si bien es cierto, en su Soberanía él utiliza todas las cosas, pero en 2 Timoteo 3:16 nos lo clarifica mucho más:
16 Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente capacitado para toda buena obra.
Conforme nos exponemos a la Palabra de Dios, somos enseñados, reprendidos, corregidos e instruidos por el Espíritu Santo. Una exposición o, dicho de otro modo, una lectura y reflexión desinteresada o anémica de la Palabra de Dios produce que cada vez más nos alejemos del propósito mismo de nuestra existencia: SER COMO JESÚS. Sí, Dios nos ama tanto que no quiere dejarnos tal y como somos.
Lamentablemente, por nuestra pobre relación con Su Palabra, muchos nos podemos llamar cristianos y aun así tener vidas sin fruto, hogares al borde del colapso y pecados imposibles de vencer. Por esta razón nuestro compromiso con nuestras iglesias locales o con el servicio desinteresado a los demás llega a ser mediocre y gravoso. Nos sentimos incompletos, huérfanos o vacíos. Hemos perdido incluso el gozo de nuestra salvación y nuestro amor se ha enfriado, todo porque hemos preferido hacer nuestra voluntad antes que la voluntad de Dios: SER COMO JESÚS.  
Necesitamos urgentemente una operación profunda del Espíritu Santo y su bisturí es la Palabra misma de Dios. Seamos valientes y abramos nuestro corazón ante el médico divino, ya que es solamente en esa experiencia personal y diaria con su Palabra, es en ese quirófano, donde él nos irá transformando a la imagen de su Hijo, donde seremos más cómo él: justos, mansos, bondadosos, pacientes, pacíficos, donde dominaremos nuestros cuerpos y pensamientos, amaremos íntegramente a nuestra familia, a su Iglesia, a los perdidos, pero sobre todo amaremos mucho más a Dios.
Por último, esta fórmula, no nos hará millonarios o famosos en esta tierra, pero avivará nuestra fe, nuestra devoción, nos devolverá el gozo de nuestra salvación si es que lo hemos perdido, nos alinearemos con el propósito para el cual fuimos creados: ser como Jesús, entonces le diremos al Padre con nuestros hechos y no solo con nuestras palabras tal y como Jesús lo dijo:
“HÁGASE TU VOLUNTAD Y NO LA NUESTRA”.