"Debiéramos desterrar para siempre de nuestra mente la noción común pero errónea de que la justicia y el juicio caracterizan al Dios de Israel, mientras la misericordia y la gracia pertenecen al Dios de la iglesia. En realidad, en principio no hay diferencia alguna entre el Antiguo Testamento y el Nuevo. En las escrituras del Nuevo Testamento hay un desarrollo más pleno de las verdades redentoras pero es un mismo Dios el que habla en ambas dispensaciones, y lo que EL dice está de acuerdo con lo que EL es. Dondequiera y cada vez que Dios se aparece a los hombres, actúa como quien es EL. Ya sea en el huerto del Edén, o el de Getsemaní, Dios es tan misericordioso como justo, EL siempre ha tratado a la humanidad con Misericordia y siempre le tratará con Justicia cuando su Misericordia sea despreciada. Así lo hizo en los tiempos anteriores al diluvio; así cuando Cristo caminaba entre los hombres; así lo está haciendo hoy y siempre lo seguirá haciendo, por la sola razón que EL ES DIOS.
Si pudiésemos recordar que la Misericordia divina no es un estado temporal del humor de Dios, sino un atributo de su Ser eterno, nunca temeríamos que in día dejase de existir. La Misericordia nunca comenzó a ser, sino que era desde la Eternidad, de igual manera tampoco dejará de ser. Nunca será mayor, puesto que en sí misma es infinita y nunca será menor puesto que lo infinito no puede sufrir disminución. Nada de cuanto ha ocurrido u ocurrirá en el cielo, en la tierra o el infierno podrá cambiar las tiernas misericordias de nuestro Dios. SU MISERICORDIA PERMANECE PARA SIEMPRE, COMO UNA INMENSIDAD SOBRECOGEDORA Y SIN LIMITES DE PIEDAD Y COMPASION."
A.W.TOZER - EL CONOCIMIENTO DEL DIOS SANTO
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